Nuestra historia
El origen de la Casa Vinagrera Ma. Josefa de GALLO se remonta a Popayán a principios del siglo XIX, durante la guerra de la Independencia. Francisco Gallo, boticario natural de Latacunga (hoy Ecuador) llegó a Popayán para casarse con Doña María Josefa García Muñoz y Ayala, pariente de Don Tomás Cipriano de Mosquera. Estableció su botica inicialmente en Popayán, y posteriormente se trasladó a Medellín, villorio de la Provincia de Popayán. El vinagre se produjo por los descendientes de Doña María Josefa, hasta 1970, en la trastienda de la Botica utilizando los barriles en que se importaba el jerez en aquellas épocas. La Botica estaba ubicada detrás de la iglesia de San José (antes San Lorenzo) y el vinagre era utilizado como ingrediente en fórmulas magistrales. También se vendía en damajuanas, que se llenaban extrayendo el vinagre directamente de los barriles, para el consumo como alimento.
A partir de 1970, Mario Saldarriaga Santa María, chozno de Doña María Josefa, se dedicó a industrializar la producción del vinagre, y para mediados de los años 90, buscó socios para impulsar el crecimiento de su empresa. Partiendo de las fórmulas originales, y con base en la adopción de distintos métodos de producción europeos, y aprendizaje en California y Francia, hoy en día la empresa ofrece una amplia variedad de vinagres, sin y con infusiones de vegetales, hierbas y especias, según el producto final deseado. Se utilizan maderas como el roble francés (Sessile) y el roble blanco americano para el añejamiento del vinagre.
Se adoptó como marca “Casa Vinagrera Ma. Josefa de GALLO”, en honor a Doña María Josefa.